El 2020 pasará a la historia como uno de los años más caóticos para la economía mundial debido a la crisis sanitaria originada por el covid-19. No obstante, de esta crisis han salido grandes oportunidades para la humanidad. Por ejemplo, en la manera de vivir y de relacionarse.
Por otra parte, para las empresas hay una enorme oportunidad para reinventarse y entregar experiencias completamente digitales. Incluso para los sectores educación y salud hay oportunidades de hacer más eficientes sus procesos. En el caso de la salud, se ha popularizado la teleconsulta como medida de prevención y mitigación de contagio del covid-19, y como esfuerzo para no saturar los sistemas de salud.
Sin embargo, esta modalidad ha puesto al desnudo una imperativa necesidad de cerrar la brecha digital existente en regiones azotadas por otros problemas sociales, como es el caso de Latinoamérica y El Caribe. A pesar de que según estadísticas el 67% de la población de la región cuenta con acceso a internet se deben tener en cuenta dos aspectos:
La alfabetización digital: tener acceso a internet no significa saberlo usar.
Conexiones Wi-fi débiles: por naturaleza geográfica Latinoamérica y El Caribe es una región de difícil acceso, por lo que las conexiones a wi-fi pueden no ser lo suficientemente fuertes ni rápidas para llevar a cabo una consulta médica por videoconferencia.
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Teniendo en cuenta lo anterior, y si sumamos que se está promocionando la telemedicina como una alternativa de contención del coronavirus, podemos llegar a evidenciar que en Latinoamérica y El Caribe:
Hay un 33% de la población sin acceso a internet, que en número de millones equivale a aproximadamente 214. Que sería incluso superior a la población total de Brasil, el 6 país más poblado del mundo.
De estos 214 millones de habitantes sin acceso a internet, podemos intuir que un porcentaje muy alto se concentra en los 184 millones de pobres que tiene la región.
Ahora bien, limitemos aún más el porcentaje y pensemos que solamente quienes viven en extrema pobreza, no tienen acceso a internet, estamos hablando de 62 millones de personas. Un poco más de la totalidad de la población de Italia.
Lo que sugiere que, siendo optimistas, al menos 62 millones de personas en Latinoamérica no tienen acceso a una teleconsulta, por lo que la estrategia de contención del covid-19 no aplicaría.
Es evidente, la necesidad inmediata de mitigar lo máximo posible la brecha digital, pues según la UNESCO el acceso a internet es uno de los indicadores que se miden para salir de la pobreza.
Sumado a lo expuesto anteriormente, está la falta de información y recursos disponibles en el idioma local, lo que hace que se masifique la desinformación y por lo tanto el caos. Es responsabilidad de los emisores de la información y el contenido en salud, entregarlo en idiomas pertinentes y de manera oportunida, y de esta manera contribuir con la mitigación de la brecha digital.
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